El estudiamutante

Se agrupó en el suelo con su reloj luminoso. En él guardaba todo lo necesario para sobrevivir. ¿Qué más necesita? Un poco de energía, conexión a la red y cierta movilidad manual para concretar sus objetivos hegemónicos. Amimia. El único sonido que emite es para advertir a los demás su llegada. Aunque rara vez lo utiliza. Temeroso y decidido. Con una alta capacidad de atención focal y dividida, solo en intensidad ya que temporalmente es breve y extremadamente selectiva.

Este ser que ha evolucionado desde los antiguos homínidos homo sapiens sapiens (aquel que tenía la capacidad de reflexionar sobre su propia naturaleza y conducta), hoy vive una conciencia extracorpórea donde sus emociones más profundas solo aparecen en algunos sueños y ante la amenaza de una desconexión. Capaz de procesar en paralelo la información analógica y digital a una velocidad nunca antes desarrollada. El estudiamutante permanece largas horas en vigilia frente a la diminuta pantalla que lo cautiva.

Lo que antes había sido manos pentadigitales, ahora se han transformado en mitones donde se refleja un único dedo que se opone a vestigios de los otros cuatro. El resto de los miembros superiores son cortos y flexionados al frente, a modo de atril permanente y eficaz. Los miembros inferiores desaparecieron hace muchas generaciones ante la falta de necesidad de desplazamientos voluntarios. Su tronco corto no diferencia cuello alguno ya que no necesita mover su cabeza en el espacio. Su respiración en imperceptible en amplitud, sin embargo, de vez en cuando sorprende con un suspiro que lo alivia de su acidez, y mantiene su homeostasis.

Participa de reuniones colectivas virtuales donde intercambia estrategias para el acceso a la información. Vive solo y aislado de los seres que le dieron vida hace cientos de años. Tanto que ya no le hace falta contarlos.

El estudiamutante es un acumulador. Y su principal enfermedad es la intoxicación digital, por lo que la terapia analógica lo equilibra y sana. Tampoco necesita un espacio físico donde aprender. La escuela se ha transformado en un banco de imágenes visuales a la cual recurrir las 24 hs.

Daniel Marvaso