La mutación del enseñar y aprender
¿Y la mutación de la escuela...? Había una vez un filósofo griego. Lo llamaban "el oscuro". Apodo que se ganó porque en sus reflexiones abundaban aforismos turbios y enredados, donde intentaba explicar la realidad confusa y ambigua. El afirmaba que todo, todo, todo permanece en un cambio incesante. Que lo único constante es el cambio. ¿Paradójico? Su nombre era Heráclito de Éfeso (540-480 a.C.). Cambia la realidad, la tecnología avanza, los estudiantes se nutren más en sus ratos libres que en el espacio escolar. Los docentes afrontan cotidianamente estas manifestaciones y en un afán heroico, intentan interpretar los sucesos de una contemporaneidad en la cual no se formaron, y para la cual no están preparados. Y los alumnos nos enseñan. Y los docentes se resisten. Y los alumnos nos indican con su índice (nunca mejor dicho). Y el docente baja los brazos. La escuela como institución no acompaña, queda relegada. Los ritmos son diferentes. Y la melodía desaco